viernes, 24 de agosto de 2007

Silencio


Esto es un juego lingüístico, una ambigüedad lírica de mala calidad.
No espero que nadie lo entienda, pero porque no espero que nadie lo lea. Al archivo de mis cosas va, acumularé almohadas para amortiguar el golpe:

Érase una vez
un silencio esponjoso:
cargado algodón dulce
que sigue a algo importante.

En pie, un príncipe,
protagonista indiscutible.
Miraba hacia ella
con satisfacción plena

Bajo sus ojos
verdes como la esmeralda,
una brisa embriagadora
delataba sus intenciones.
Pasadas o no

y a sus pies,
un brillo dorado
emanaba del más puro objeto:
símbolo indiscutible
de todos sus sentimientos

ella le miraba,
y en sus labios se percibía
más rubí que carmín,
más sorpresa que encanto

Cenicienta y Blancanieves,
princesas con las que soñaba,
ahora evocaba sus nombres
tanto en su piel como su gesto

Y el azul,
Azul que siempre había deseado,
En ropajes de un amor ideal,
la teñía ahora por completo:
enmarcando su cuerpo desnudo,
Sellando su condición de cadáver.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es fantástico, o a mí me lo parece. No veo mucha mala calidad en estas palabras, aunque sí percibo la ambigüedad, que, reconozco, me ha costado un rato descifrar (llevo días embotada, de ahí mi lentitud extrema).

Me estoy dando cuenta, a medida que leo y releo tus textos, de que hay que leerlos muy despacio, saboreando cada palabra, porque eres muy dado a cambiar el rumbo de cada frase con la siguiente. Eso me gusta, hace que tus escritos tengan un toque de distinción, una marca propia.

Y yo sigo a lo mío.