jueves, 6 de septiembre de 2007

Campeando la tempestad


Y entre espadazos, confieso:

"Yo, ilustre caballero, confieso haber conseguido sin más ayuda que mi acero y mi brazo sentirme cohibido incluso aquí, en mi dorada fortaleza, donde desearía recitar mis más negras canciones de desamor y lances personales. Donde la dama puede ser ángel y demonio a la vez. Aquí yo escupiría a mi busto cuando me desnudo de armadura para bajar a las mazmorras y conseguir una tregua con los presos. "

Y ahora, a ver cómo te desahogas, gilipollas.

No hay comentarios: