Con la fealdad que la situación requiere:
Y aunque la hierba no crezca en el páramo
ni traiga brisa o agua la marea
a mí me toca rellenar las palabras,
con mis manos secas,
con la lengua rota.
Aunque suene réquiem para un final oscuro
siguen pesando el blanco y los altares,
que no mueren,
pesa la risa, y pesan tus manos,
pesa la sangre.
Pesa la aguja de tus silencios
y todas las ganas derramadas.
Y aunque no cante el niño
ni muerda con ganas la dulce manzana,
a mí me toca rellenar las palabras,
a mí me toca limpiarlas a todas.
3 comentarios:
Uau. REuau.
Me ha gustado, me ha encantado. Y como me suele pasar con tus textos, siempre mejor a la segunda que a la primera.
GRacias por la bienvenida ^^
Ya hemos comprobado que entre dos se limpian las cosas antes, y quedan más bonitas.
Campanilla
Mola el ritmo
(tiempo ha que dejo de buscarle significado a los versos, que es mu complicado)
Ale, te has ganado una entradilla en mi lector rss!
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