martes, 25 de marzo de 2008

A remendar


Con la fealdad que la situación requiere:

Y aunque la hierba no crezca en el páramo
ni traiga brisa o agua la marea
a mí me toca rellenar las palabras,
con mis manos secas,
con la lengua rota.

Aunque suene réquiem para un final oscuro
siguen pesando el blanco y los altares,
que no mueren,
pesa la risa, y pesan tus manos,
pesa la sangre.
Pesa la aguja de tus silencios
y todas las ganas derramadas.

Y aunque no cante el niño
ni muerda con ganas la dulce manzana,
a mí me toca rellenar las palabras,
a mí me toca limpiarlas a todas.


3 comentarios:

Lurilla dijo...

Uau. REuau.

Me ha gustado, me ha encantado. Y como me suele pasar con tus textos, siempre mejor a la segunda que a la primera.

GRacias por la bienvenida ^^

Anónimo dijo...

Ya hemos comprobado que entre dos se limpian las cosas antes, y quedan más bonitas.

Campanilla

Valerian dijo...

Mola el ritmo

(tiempo ha que dejo de buscarle significado a los versos, que es mu complicado)


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